Josh Homme (37) creció con el sol pegándole en la frente y se nota. De estampa robusta, rostro rojizo, expresiones rudas y jopo bien calculado, casi como una versión de Elvis salida de las estepas y las llanuras, el líder de Queens of the Stone Age (QOTSA) está a una hora de saltar a escena en el Festival Maquinaria, que se hizo el sábado 9 en el Club Hípico, y festeja que el termómetro en Santiago mire de cerca los 30 grados.
"Tocar con el sol hundiéndose en el horizonte y aún atrapando a la gente es algo fantástico", dice el guitarrista nacido en pleno desierto californiano, en Palm Desert, en torno a un show donde precisamente el sol golpeó de frente el escenario. Pero el debut de su conjunto en la capital no sólo fue calor y postales panorámicas; también fue una de las más memorables presentaciones del evento que juntó a más de 40 mil personas y que además tuvo en Pixies y Linkin Park otros instantes para la ovación.
Un concierto que empezó cerca de las 18.30 horas y que timbró los méritos que han convertido a QOTSA -y a Homme en particular- en coordenada ineludible del rock duro en la última década: un espectáculo de inusitada fiereza y agresividad, de técnica precisa y de una dinámica avasalladora. Pura destreza de un nuevo héroe de la guitarra, que también ha acumulado bonos como uno de los músicos más reputados de la actualidad: ha colaborado con nombres tan disímiles como Mark Lanegan, Trent Reznor, PJ Harvey o Arctic Monkeys, y en 2009 formó el súper grupo Them Crooked Vultures, junto a Dave Grohl y el ex Led Zeppelin John Paul Jones, quizá el mejor proyecto de la temporada pasada.
"Es todo parte de una filosofía", advierte Homme, sentado cerca de su camarín en el Club Hípico. Luego sigue: "Nos gusta el riesgo y por eso nuestro show busca impactar. El sonido debe ser perfecto y soberbio, porque así entendemos la música en toda la banda". Así la entendió desde 1999, cuando, tras desarmar otro nombre esencial del rock duro, Kyuss, levantó QOTSA con dos discos que recibieron la reverencia de la crítica: el homónimo de 1998 y Rated R , de 2000. Los mismos que durante este año han sido reeditados como una forma de festejar la primera década de la agrupación. "No soy un nostálgico, pero me volví a encontrar con esos discos este año y me di cuenta de que muchas bandas intentan sonar como nosotros. El punto es que "nadie suena como nosotros".
La mirada retrospectiva de Homme es alegre, pero no olvida tropezones: en 2004, el bajista Nick Oliveri fue expulsado del grupo tras incidentes como salir desnudo en escena o lanzar botellazos al público. "Fue muy difícil decirle adiós a un hermano y a quien aún considero mi amigo. Pero esto es música y no circo. Nick se olvidó de eso", cuenta.
Luego continuaron: Homme sumó como reemplazo en varias temporadas a Alain Johannes, nacido en Chile, sobrino de Peter Rock y que también se presentó en Maquinaria con su proyecto solista. "Alain era la opción natural, porque no sólo es un músico que abarca una amplia gama de instrumentos, sino que también es un ser humano notable", describe Homme en torno al hombre con que ha profundizado su aprendizaje de español, una de sus obsesiones (muchos de los discos de QOTSA están cruzados por diálogos en ese idioma).
Si el pasado fue rudo, el futuro se observa mejor: el norteamericano dice que preparan un nuevo álbum para 2011 -como sucesor de Era vulgaris (2007)- y que gran parte de ese material se tomará de un viaje en moto, otra de sus obsesiones, que emprenderá por EE.UU. "La idea es sumar sonidos que vienen de las raíces. Será muy cercano al blues. Es una parte de la música que aún no hemos explorado", adelanta.
Para 2011 también estima el retorno de Them Crooked Vultures, su otro gran proyecto. "Fue una experiencia y un aprendizaje increíbles. Estar con John Paul Jones me hizo proyectarme cómo quería sentirme a esa edad. Vamos a preparar algo nuevo para el próximo año, es una banda que no dejaremos morir", cierra el hombre fuerte de QOTSA.-
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